La comunidad científica está de luto. El martes 9 de abril falleció, a los 94 años de edad, el premio Nobel de física Peter Higgs, según informó la Universidad de Edimburgo, institución en la que ostentaba el título de profesor emérito.
Nacido en Newcastle Upon Tyne (Inglaterra) en 1929, Higgs dedicó su vida a la investigación en el ámbito de la física, lo que le llevó a descubrir, con 35 años, la existencia del conocido como bosón de Higgs o ‘partícula de Dios’, la cual da explicación a cómo se formó la materia tras el Big Bang.
El hallazgo, sin embargo, no recibió reconocimiento hasta el siglo siguiente. Concretamente en 2012, cuando el Gran Colisionador de Hadrones en el Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés) puso a prueba, con éxito, las teorías de Higgs. Un año más tarde, se le otorgó el Nobel.
UNA VIDA DEDICADA A LA CIENCIA
Más allá de su destacado descubrimiento, Higgs tuvo una carrera llena de éxitos en los ámbitos de la física matemática y teórica. Además, su trabajo como profesor, doctor e investigador en la Universidad de Londres y la Universidad de Edimburgo dejó una huella imborrable en el conocimiento de sus alumnos. En este sentido, el director de esta segunda institución, el profesor Peter Mathieson, ha declarado que “su legado seguirá inspirando a muchos más durante generaciones”.
Los primeros grandes pasos de Higgs en la ciencia se centraron en el cálculo de los espectros vibracionales de las moléculas, lo que le llevó más tarde a investigar en torno a la teoría cuántica de campos. Así, en 1964 publicó dos artículos en los que planteaba lo que luego se conocería como el mecanismo de Higgs, que, explicado de forma breve y sencilla, se trata de un proceso que da masa a las partículas elementales.
Fue a partir de ese trabajo cuando su carrera comenzó a dirigirse hacia el Nobel, y es que uno de esos artículos fue rechazado por una prestigiosa revista científica. Eso le condujo a revisar sus planteamientos y darse cuenta de que su teoría revelaba la existencia de un bosón pesado -un tipo de partícula básica de la naturaleza, como el fotón-.
DESPUÉS DEL BOSÓN DE HIGGS O LA ‘PARTÍCULA DE DIOS’
Los años posteriores al descubrimiento, varios científicos alrededor del mundo tomaron las ideas de Higgs para dar explicación a otros fenómenos de la física, como es el caso de los físicos Sheldon Lee Glashow, Steven Weinberg y Abdus Salam en su teoría electrodébil. Sin embargo, no fue hasta 2012 cuando el CERN, con la colaboración activa de Higgs, comunicó haber detectado la señal de una partícula que correspondía con las descripciones del bosón de Higgs.
El hallazgo tardó un año en confirmarse, pero conllevó que el físico y profesor recibiese el premio Nobel de física en 2013. Se trató de un reconocimiento merecido por sus amplias aportaciones a la disciplina científica, que ya habían sido consideradas en múltiples ocasiones por otras instituciones: por ejemplo, en 1983 Higgs se incorporó a la Real Society, una de las sociedades científicas más antiguas y prestigiosas del mundo, y a lo largo de la primera década del siglo XXI fue galardonado con el Premio Wolf y el Premio J.J. Sakurai, junto a otros reputados investigadores.
Con esto, la muerte de Higgs -que se produjo “de forma tranquila en su casa, a causa de una corta enfermedad”, según comunicó la Universidad de Edimburgo- ha devuelto al foco los innovadores planteamientos que le llevaron a ser considerado una de las grandes mentes del último siglo. Era “una persona extraordinaria, un científico superdotado cuya visión e imaginación han enriquecido nuestro conocimiento del mundo que nos rodea”, destacó Mathieson.